En el silencio, habita el (re)encuentro un día alguien dijo:


Ustedes (masculinos) no deben llorar, no pueden sentir, no deben mostrar vulnerabilidad y expresar sus sentimientos, no deben ser sensibles y frágiles, no pueden tener miedos e inseguridades.
Y continuó: eso no es cosa de hombre, los hombres son duros y firmes, siempre deben mostrarse seguros y decididos, indiferentes ante la sociedad y sus amigos varones para mostrar su hombría.

¿Alguna vez cuestionaste esto?

Alguien puso la norma, y como toda norma, se normaliza, socialmente.

Creadores de enormes carcasas, cada vez más desconectadas del sentir.
Nos permitimos abrirnos con nuestras parejas muchas veces, que vean nuestra parte sensible, pero con nuestros amigos no, con otros hombres tampoco.

Los géneros, son géneros. Vos sos un ser, independientemente de cuál te tocó en este viaje.

Mostrar tu vulnerabilidad, decir que queres a un amigo, abrazar a otro hombre y reconocer tu admiración hacia él, no te hace menos hombre.


Hoy esto es cultural, y la cultura se aprende.


Entonces podemos des-aprender, y aprender a ser, sin más.

Es en nuestras debilidades, que habita nuestra mayor virtud, permitirnos ser.

Entrego, acepto, confío, agradezco.

Abrazo hermanos, honro su proceso.

Honro mis raíces y me fortalezco.

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